Cuenta la leyenda, de que Tres Reyes Magos llamados «Melchor», «Gaspar» y «Baltasar», vinieron de Oriente guiados por una estrella, conocida como la estrella de Belén, la cual les conduciría hasta el Portal de Belén. Sin embargo antes de llegar, encontraron al rey Herodes el Grande en la ciudad de Jerusalén, quien astutamente les conminó a que , de regreso de su viaje, hablaran con él para darle noticia del sitio exacto donde se encontraba dicho niño; y así poder ir él también a adorarle. En realidad, lo que el malvado Herodes quería, era darle muerte, por eso luego ordenó la matanza de los inocentes.
Los Tres Reyes Magos continuaron su camino y guiados por la Estrella de Belén, buscaron y encontraron al Niño Jesús recién nacido y le adoraron, ofreciéndole:
Oro "representando su naturaleza real, como presente conferido a los reyes,el valioso oro aclama a Jesús como Rey de Reyes», Incienso «representando su naturaleza divina, empleado en el culto en los altares de Dios, el aromático incienso aclama a Jesús como Dios» y Mirra «sustancia o perfume utilizado en el embalsamamiento de cadáveres, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús, reconoce a Jesús como hombre mortal».
Oro "representando su naturaleza real, como presente conferido a los reyes,el valioso oro aclama a Jesús como Rey de Reyes», Incienso «representando su naturaleza divina, empleado en el culto en los altares de Dios, el aromático incienso aclama a Jesús como Dios» y Mirra «sustancia o perfume utilizado en el embalsamamiento de cadáveres, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús, reconoce a Jesús como hombre mortal».
La leyenda termina contando cómo un ángel se apareció a los tres reyes magos y les advirtió del peligro que corría el Niño Jesús si ellos obedecían el deseo de Herodes. Así pues, no volvieron por el mismo sitio.
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